EL ÉTER: QUINTO ELEMENTO
Éter: el quinto y más sutil de los cinco elementos - tierra, aire,
fuego, agua y éter.
La palabra proviene del griego αἰθήρ aithēr, 'cielo, firmamento'. Como
sustancia, se hablaba del éter desde épocas presocráticas (antes del siglo V a. C.), como uno de los cinco elementos de la naturaleza. En las creencias griegas el éter era una sustancia brillante que respiraban los dioses, en contraste con el pesado aire que respiran los mortales.
La energía del éter era considerada la fuerza que fluye constantemente desde las
profundidades del Universo, uniendo al hombre con la Creación. Se creía que era una substancia extremadamente ligera que ocupaba todos los espacios vacíos, incluso aparecía en los espacios huecos del cuerpo humano, incluido el centro de
la columna espinal, las venas, las arterias, los nervios, los órganos
internos y las distintas cavidades corporales. Además, el éter era el alma del mundo y toda la vida emanaba de él.
Shamanes, indios y brujos antiguos mediante rituales se conectaban a esta energia y podian pedir pequeños favores como curar a alguien de alguna enfermedad no muy grave.
Shamanes, indios y brujos antiguos mediante rituales se conectaban a esta energia y podian pedir pequeños favores como curar a alguien de alguna enfermedad no muy grave.
El éter en la filosofía de Aristóteles
Para Aristóteles (384–322 a. C.) el éter era el elemento material del que estaba compuesto el llamado mundo supralunar, mientras que el mundo sublunar está formado por los famosos cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
A diferencia de éstos, el éter es para Aristóteles un elemento más sutil y más ligero, más perfecto que los otros cuatro y, sobre todo, su movimiento natural es circular, a diferencia del movimiento natural de los otros cuatro, que es rectilíneo.
Aristóteles |
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